Nuestros pies son los grandes sufridores de nuestro cuerpo, soportan nuestro peso, presiones y fuerzas de rozamiento dentro del calzado. Sin duda, una de las lesiones más frecuentes en consulta es la aparición de durezas en los pies (hiperqueratosis) y callos (helomas). Las durezas son un mecanismo de protección de nuestros pies para soportar la presión extra en algunas zonas o bien para soportar la fricción dentro del zapato.
Existen diferentes tipos de uñas dependiendo del grosor y de la forma y estas van variando con el tiempo y según la genética de cada persona y de sus actividades y costumbres. La higiene, la actividad física o el tipo de calzado pueden afectar a nuestro tipo de uña. A través de la quiropodia se realizan cortes y fresados de las uñas de forma terapéutica para evitar la inflamación, dolor y posibles infecciones y patologías.
Las durezas también pueden mostrar al podólogo un patrón de marcha alterado, al igual que un coche desgasta más sus neumáticos más por una zona u otra, manifestando de esta manera que algo no va bien, las lesiones dérmicas que aparecen en nuestros pies nos dan pistas sobre una biomecánica alterada del pie.