Nuestros pies son los grandes sufridores de nuestro cuerpo, soportan nuestro peso, presiones y fuerzas de rozamiento dentro del calzado. Sin duda, una de las lesiones más frecuentes en consulta es la aparición de durezas en los pies (hiperqueratosis) y callos (helomas). Las durezas son un mecanismo de protección de nuestros pies para soportar la presión extra en algunas zonas o bien para soportar la fricción dentro del zapato.

Existen diferentes tipos de uñas dependiendo del grosor y de la forma y estas van variando con el tiempo y según la genética de cada persona y de sus actividades y costumbres. La higiene, la actividad física o el tipo de calzado pueden afectar a nuestro tipo de uña. A través de la quiropodia se realizan cortes y fresados de las uñas de forma terapéutica para evitar la inflamación, dolor y posibles infecciones y patologías.

Las durezas también pueden mostrar al podólogo un patrón de marcha alterado, al igual que un coche desgasta más sus neumáticos más por una zona u otra, manifestando de esta manera que algo no va bien, las lesiones dérmicas que aparecen en nuestros pies nos dan pistas sobre una biomecánica alterada del pie.

En pacientes de edad avanzada se aconseja una vez cada 30-60 dias, pero depende de muchos factores, como por ejemplo del tipo de callosidades que presente, de la zona y de las causas que las produzca.

En gente más joven, dependerá de la patología que sufra y de la idiosincrasia de cada caso

Es una queratopatía. Es una alteración fisiológica, química y morfológica relacionado con el camino hacia el exterior de células epiteliales.

Siempre es causado por los huesos, ya sea por presión con el calzado o con el suelo al andar, es decir, un exceso de fricción o presión de esa zona con el suelo o el calzado.